El copago sanitario
Hace ya unos años que se viene oyendo aquello de “una visita, un euro”. La coartada oficial es que en españa tenemos mucho cuento y que, como es gratis y no tenemos nada mejor que hacer, nos vamos al médico a que nos dé conversación. Concretamente dicen que en España vamos al médico nueve veces por año, el número más alto dentro de la UE-15, que tiene un promedio de cinco.
Ayer cayó en mis manos este artículo de Vicenç Navarro donde explica que tal afirmación es falsa. Resulta que si analizamos la naturaleza de esas visitas, el 25% son debidas a trámites administrativos que requieren de la actuación del médico (firmar) mientras que en otros países no se contabilizan como visitas puesto que es el personal administrativo el que se encarga. Por otro lado, otro 20% son visitas al médico que en otros países las hacen las enfermeras, y que por lo tanto tampoco se contabilizan. Si hacemos las cuentas, “las visitas realizadas estrictamente por razones médicas, que deben ser atendidas por médicos, es un número incluso menor que en el promedio de la UE-15”.
No se puede hablar de copago cuando tenemos una atención primaria deficiente, un gasto público sanitario por habitante de los más bajos de la UE-15, y una carga fiscal en las rentas superiores bastante por debajo de la media europea. Corrigiendo estas anomalías no sería necesario que en un pais con 10 millones de mileuristas se insinuara cobrar, al más puro estilo SGAE, por aquello por lo que ya has pagado.
El uso responsable de la sanidad no se puede conseguir desincentivando a base de pagos, sino con educación. Ni podemos entrar en un juego en el que el médico decida si el paciente estaba realmente enfermo o no. En ese caso veremos como para ahorrar costes (especialmente con una sanidad de gestión privada como la que nos están imponiendo) se empieza a subir el umbral mínimo necesario para que una dolencia sea digna de consulta médica “gratuíta”.